Los cuentacuentos han desempeñado un papel crucial en la transmisión de conocimientos, tradiciones y valores a lo largo de las generaciones. A medida que nos enfrentamos a un futuro incierto y desconocido, el acto de contar historias se vuelve esencial para preservar y compartir nuestra herencia cultural. Estas historias no solo entretienen, sino que también enseñan lecciones de vida, transmiten sabiduría y fortalecen los lazos comunitarios.
Durante el mes de noviembre, el Centro Cultural Hojalata se convirtió en el epicentro de esta resurrección, albergando un curso teórico-práctico de cinco sesiones dirigido por la actriz Cynthia Varela.
Enmarcado en una propuesta educativa única, el curso no solo ofreció a educadores y amantes de las narrativas una oportunidad para expandir sus horizontes, sino que también se erigió como un acto de preservación cultural en un mundo que tiende a olvidar la magia de la narración oral.
Explorando la Magia de Contar Cuentos
El programa incluyó una serie de exploraciones, dinámicas de juegos teatrales, ejercicios vocales y prácticos, así como reflexiones profundas sobre la narración oral. Este enfoque integral prometió una inmersión completa en el arte ancestral del cuentacuentos, proporcionando a las y los participantes las herramientas necesarias para desbloquear su potencial narrativo.
Testimonio de Cynthia Varela
Cynthia Varela, una figura destacada en el ámbito teatral, compartió su entusiasmo por colaborar nuevamente con el Centro Cultural Hojalata, un espacio que considera una plataforma local poderosa para el desarrollo cultural y artístico. «Desde sus inicios, he colaborado con talleres de teatro en este espacio, que veo como una contribución vital para ofrecer a la comunidad un espacio educativo, divertido y enriquecedor», expresó Varela.
El Curso en Detalle
Orientado especialmente para educadores de párvulos y entusiastas de los cuentos, el curso ofreció herramientas prácticas para el aula mediante ejercicios teatrales, vocales y corporales. La premisa fundamental fue potenciar los elementos esenciales de la narración oral: el cuerpo y la voz. En última instancia, el curso buscó celebrar la diversidad de estilos narrativos, reconociendo la singularidad y valía de cada participante.
La Voz de los Participantes
Alex Barrera, un participante activo de 29 años, compartió su experiencia, destacando la profesionalidad de Cynthia Varela. «Desde el principio nos propuso actividades para soltarnos y relajarnos, creando una atmósfera propicia para concentrarnos en el curso», señaló. También reconoció los desafíos personales que se le presentaron, tales como enfrentarse al escenario y comunicar historias de manera integral. «No es solo contar un cuento de memoria, sino también combinar gestos y movimientos para crear una escena completa de la historia que estás contando», confesó Barrera.
En definitiva, el curso no sólo resucitó el arte ancestral del cuentacuentos, sino que también se erigió como un espacio donde las y los participantes, guiados por Cynthia Varela, descubrieron la riqueza de sus propias voces narrativas, transformándose en guardianes contemporáneos de esta tradición eterna.